El cambio climático está modificando la geografía de los cultivos y producción de alimentos en los trópicos. Esa fue la gran preocupación en que coincidieron expertos en seguridad alimentaria presentes en la 20 Conferencia de las Partes (COP 20) de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC).

Los especialistas temen notables alzas de los precios de los alimentos si los países tropicales no adoptan técnicas para adaptarse. El Instituto Internacional de Investigaciones sobre Políticas Alimentarias (IFPRI, en inglés) estima que el cambio climático va a generar alzas de precios de hasta 30%.

Cultivos como los de café, cacao y fríjol en los trópicos son especialmente vulnerables a temperaturas drásticas y a la escasez de lluvias. Por ejemplo, en el Valle Sagrado de los Incas en Perú una zona que abriga la mayor diversidad de papas, las altas temperaturas e incidencia de plagas están forzando a los indígenas a cultivar el tubérculo en altitudes muy elevadas. Y en países centroamericanos como Costa Rica, Guatemala y Honduras, hay una emergencia por el hongo de la roya del café, que causó 1.000 millones de dólares en pérdidas en América Central los últimos dos años.

Del 5 al 7 de agosto el Gobierno Autónomo Municipal de Baures y la Asociación de Productores y Recolectores de Cacao de Baures AREPCAB, junto a la población de las comunidades rurales y de la zona urbana del municipio de Baures, llevaron adelante la VI Feria de la Tradición Baureña.

Juan Agreda Moreno, Alcalde del municipio, durante el acto de inauguración, resaltó que el objetivo de la feria es el de “Facilitar la promoción, comercialización y fortalecimiento de las organizaciones productivas del municipio de Baures, logrando el desarrollo económico local, a través del uso de herramientas de apoyo a la búsqueda de nuevos mercados”.

El cacao es uno de los productos agrícolas con mayor demanda actual en el mercado nacional e internacional. Su industria genera ingresos significativos a nivel mundial (80 billones de dólares anuales). Bolivia es uno de los pocos países en el mundo que posee importantes superficies de cacao silvestre (13.500 ha de rodales), que se desarrollan en los bosques del piedemonte y la llanura amazónica. Su aprovechamiento ha sido realizado tradicionalmente por familias de los pueblos indígenas, principalmente de La Paz y el Beni. En el norte de La Paz, varias comunidades cuentan con rodales de cacao silvestre, los más significativos son los de Carmen del Emero, ubicados en las proximidades del río Beni.