Una investigación recientemente publicada por el World Resources Institute (WRI), sorprende al señalar que el crecimiento mundial del consumo del chocolate, manjar derivado del cacao, pone en riesgo la estabilidad de suelos en los bosques de la Amazonia debido a que los países africanos —tradicionalmente líderes en la producción de esta materia prima desde hace más de un siglo— han agotado sus cultivos a causa del cambio climático, entre otros factores, por lo cual las transnacionales que controlan este apetitoso mercado internacional vienen intensificando sus inversiones agropecuarias en los frágiles bosques sudamericanos de la Amazonia, sumándose a la acción depredadora de actividades extractivas ilegales como la minería aurífera, la industria petrolera y los aserraderos.

 

“Históricamente, gran parte de la producción mundial de cacao proviene de África Occidental, pero las plagas y enfermedades de los cultivos, las condiciones climáticas extremas, la inestabilidad política y el envejecimiento natural de los árboles hacen difícil que la región pueda seguir supliendo la demanda”, señala el informe elaborado por las especialistas del WRI Nancy Harris, Octavia Aris Payne y Sarah Alix Mann.

Las investigadoras aseguran que “las imágenes satelitales resaltan plantaciones de cacao que están invadiendo la selva tropical amazónica”.

Las huellas de carbono del chocolate

Uno de los efectos inminentes de esta creciente intensificación de cultivos de cacao en la Amazonia, asegura el informe científico, es una mayor emisión de dióxido de carbono resultante del cambio de suelos que implica plantar árboles de cacao sustituyendo suelos forestales por terrenos de tipo agrícola. Este cambio de suelos supone entonces crear condiciones para un cambio climático por un incremento en la emisión de dióxido de carbono que daña la atmósfera y la capa de ozono, debido a la desaparición de grandes especies forestales que absorben enormes cantidades de carbono para impedir la emanación tóxica del CO2 (dióxido de carbono).

El mencionado fenómeno ya se observó en los países productores tradicionales de África. Costa de Marfil y Ghana —señala el informe de WRI— “experimentaron deforestación significativa en sus regiones productoras de cacao a medida que las plantaciones se extendían”. El uso de tecnología obsoleta también está impidiendo la producción fluida de cacao en el caso de Costa de Marfil.

Para poder reducir el impacto ambiental de un cambio de suelos en tierras dominantemente forestales y no agrícolas como son los bosques de la Amazonia, recomienda WRI, “es importante que las compañías lo midan con exactitud en primer lugar”.

Sin embargo, añade el estudio, “los datos limitados y las complejidades metodológicas que se utilizan para calcular las emisiones a partir del cambio en el uso de la tierra (conversión de un terreno no agrícola en tierra agrícola) representan un obstáculo. Aunque existen análisis de emisiones durante el ciclo de vida en la producción de chocolate, la mayoría no incluye las emisiones a partir del cambio en el uso de la tierra en las áreas de producción de cacao. O bien, si las emisiones se incluyen, los cálculos son aproximados”.

La multinacional británica Cadbury calcula que por cada barra de chocolate Dairy Milk de 49 gramos (1,7 onzas) se emite a la atmósfera un equivalente de 169 gramos (6 onzas) de dióxido de carbono. Este cálculo abarca las emisiones provenientes de la producción de las materias primas como cacao, manteca de cacao, leche y azúcar, los procesos de envasado y distribución, “pero no incluye emisiones por cambio en el uso de la tierra“, aclara WRI.

Más de 6 millones de toneladas producen 10 países

Europa representa el mayor mercado de consumo para el cacao en todo el mundo. Los Países Bajos, Alemania, Francia y el Reino Unido seguirán siendo los mercados consumidores de cacao más importantes de Europa. Estados Unidos es el otro gran mercado.

La creciente demanda de chocolates en diferentes regiones emergentes, especialmente en la región de Asia y el Pacífico, está creando una demanda de cacao mayor a la habitual, posterior a la recesión mundial de este producto agrícola en el 2010, que disparó los precios debido a la crisis africana. Sin embargo, la incapacidad de los agricultores para producir cacao suficiente para abastecer los mercados está creando un desequilibrio en la oferta y la demanda mundial. La solución para esta industria, está en la Amazonia.

Si bien no se dispone un dato preciso sobre el actual consumo mundial de chocolate, respecto a la producción el instituto WRI difundió en su estudio la última estadística vigente, que data del año 2013, atribuyendo a diez de los principales países productores una reserva mundial de 6’654.786 toneladas de cacao agrícola.

El cacao se produce especialmente en continentes donde existen bosques húmedos, es decir África, Oceanía y Asia, y Centro y Sudamérica. Tres países sudamericanos que ocupan la cuenca del Amazonas, Brasil, Ecuador y Perú —en ese orden—, además de México y Santo Domingo en Centroamérica, van ocupando lugares preponderantes en la lista de países productores de cacao para el chocolate, aunque todavía por debajo de Costa de Marfil, Ghana, Indonesia y Nigeria.

Un dato obtenido por Sol de Pando en un reporte de la Asociación Cámara Nacional de Cacao Fino de Costa Rica —que en el 2011 hizo una proyección estimando la producción mundial de cacao en casi cinco millones de toneladas para este año 2015—, indica que las principales transnacionales que controlan el mercado mundial del chocolate en toda su cadena productiva, además de United Cacao, son:  Archer Daniels Midland Company, Barry Callebaut AG, Belcolade NV, Cargill Cocoa & Chocolate, Dagoba Organic Chocolate, Dutch Cocoa B.V., Ferrero S.P.A., Ghirardelli Chocolate Company, Group Cemoi, Guan Chong Cocoa Manufacturer, Kraft Foods Inc., Petra Foods Limited, Transmar Commodity Group Ltd, Wilbur Chocolate Company Inc, World’s Finest Chocolate Inc., entre otros.

Alternativa agroforestal en escala comunitaria

Los académicos de WRI afirman que el crecimiento de la demanda mundial del chocolate es en todo caso una oportunidad para utilizar los cultivos de cacao más bien como una herramienta de reforestación, practicando cultivos agroforestales en pequeña escala sobre suelos ya degradados en la Amazonia, sin afectar las especies forestales y árboles hiperdominantes como la castaña.

“La expansión del cacao en Sudamérica representa una oportunidad importante para lograr una restauración forestal impulsada por la agricultura. Plantar cacao en tierras degradadas podría apoyar la mitigación del cambio climático al evitar emisiones asociadas con la deforestación. La intensificación sustentable en las plantaciones de cacao existentes también podría evitar la deforestación, la degradación de la selva y las emisiones asociadas con la expansión agrícola. Por último, el plantar más árboles que den sombra puede reforzar la capacidad de almacenamiento de carbono de las plantaciones de cacao”, señala el informe.

A medida que aumenta la demanda global de cacao y la producción cambia hacia nuevas áreas, “los productores deben obedecer los estándares de sustentabilidad como los establecidos por laRed de Agricultura Sustentable (Sustainable Agriculture Network) a fin de ayudar a evitar las emisiones innecesarias provenientes del cambio en el uso de la tierra. Las imágenes de satélite pueden ayudar a cuantificar las emisiones de gas de efecto invernadero y aumentar así la transparencia con respecto al impacto de la conversión de la tierra y la selva para la producción de cacao. Esto a su vez permite un mejor control de la producción de cacao para detectar actividades riesgosas y ayudar a medir el éxito de compromisos corporativos con respecto a la protección de los bosques. Gracias a estas herramientas poderosas como Global Forest Watch, la producción de chocolate puede tener un futuro dulce”, concluye el estudio del Instituto de Recursos Mundiales (WRI, la sigla en inglés), una Fundación independiente que tiene su sede Chicago y fue creada en 1987.