Imprimir
Categoría: Noticias
Visto: 3178

Colombia espera bonanza del cacao tras años de coca

AFP / Güérima, Colombia/ 03 de abril de 2017.- Isidro Montiel espera una bonanza de cacao tras años de sembrar coca en el "triángulo del mal”, antiguo feudo del Cártel de Medellín en el este de Colombia, donde la pasta base de cocaína sigue siendo moneda y hay esperanza por la paz con las FARC. Como miles soñando con la opulencia, Montiel llegó en 1982 a la región de Güérima, Chupave y Puerto Príncipe, en el sur del departamento de Vichada, fronterizo con Venezuela y a las puertas de la Amazonia. 


"Me dijeron que sembrar coca era muy bueno”, comentó Montiel a la AFP en Güérima, donde reside junto a los menos de 1.000 habitantes que quedan en una zona que llegó a tener una población de 12.000, conocida como el "triángulo del mal” por su difícil acceso. 


En este departamento, del tamaño de Guatemala, pero casi despoblado, Carlos Lehder construyó pistas clandestinas para enviar cocaína a Estados Unidos y el rumor de que necesitaba mano de obra para su imperio se propagó por Colombia, principal cultivador mundial de hoja de coca, base de la cocaína, y mayor productor de esa droga, según la ONU. 


Para esa época, de Vichada "salía demasiada coca por vía aérea”, explicó el coronel Jean Paul Strong, comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta Ares de la Fuerza Aérea Colombiana. 


Pero el dominio de Lehder, primer capo colombiano extraditado a Estados Unidos por narcotráfico en 1987, terminó tras ser entregado por su socio Pablo Escobar. Y el sector quedó bajo control de las FARC, principal guerrilla de Colombia, que en noviembre firmó un acuerdo para terminar una conflagración interna de 52 años, agregó Strong.


"Paga o paga”
Según las autoridades, a diferencia de los cárteles, que participan en toda la cadena del narcotráfico, la guerrilla se afincó en el primer eslabón, cobrando un "impuesto” a la producción de pasta base de cocaína (PBC) para financiarse. "Era una cuestión como humillante: paga o paga. Eso no es justo, uno tener que trabajar y dar el producto”, afirmó Montiel, quien debía entregar a las FARC unos 240 dólares del costo de un kilo de PBC, avaluado en 760 dólares. 
Por eso, tras dedicarse al transporte fluvial, se unió en 2012 a un programa gubernamental para la sustitución de cultivos ilícitos, que actualmente reúne a 240 familias. Como él, que sembró 8.000 plantas de cacao, otros se sumaron cuando la coca se hizo menos rentable por los altos costos de los insumos para convertirla en PBC, las dificultades de transporte y los riesgos de la ilegalidad. 


"Los que se ganan toda la plata son los grandes narcotraficantes”, explicó Jesús Sánchez, cocalero durante 16 de sus 59 años. Según supo AFP, en Güérima se pagan 690 dólares por un kilo de PBC, mientras que en Bogotá se puede vender a 12.000 dólares. Los cultivadores  ganan entre 69 y 210 dólares con cuatro cosechas anuales de coca. 


Con el cacao, en cambio, perciben hasta 1.700 dólares en cada una de las dos recolecciones anuales, pues la iniciativa gubernamental incluye subsidios y convenios para que una de las principales empresas compre el grano a precio de la bolsa. 


La meta oficial es que Vichada, con 683 hectáreas de coca frente a 10.000 en 2002, esté libre de estos sembradíos en tres años.